Una sociedad carente de la humanidad por Daniela Laura A.

Sin embargo, nuestra falta de humanidad y compasión a las personas mayores refleja un mayor auto-enfoque en nuestra sociedad en general. Las décadas de creciente riqueza y el consumo han ampliado nuestro deseo de gratificación individual. La nuestra es una sociedad egoísta, menos y menos preocupados por el reconocimiento de la humanidad y la individualidad de los demás. Los ancianos soportan la carga de esa insensibilidad. Se hicieron el año pasado casi 9.000 quejas al Defensor del Pueblo de la Salud. De ellos, casi el 20 por ciento eran sobre el cuidado de los ancianos. Ellos son marginados, descuidados y mal tratados porque vienen de una generación que "no le gusta hacer un escándalo" o cuyos miembros son menos capaces de valerse por sí mismos.

El culto moderno de la juventud sólo exacerba el tratamiento condescendiente e irreflexiva dispensado a los que se consideran "pasado". Durante un tiempo, podemos hacer una pausa y expresar su indignación. Pero a continuación, seguir adelante con el negocio urgente de nuestra vida cotidiana. Controles sobre el terreno por escuadrones de inspectores pueden detener a la peor práctica en nuestros hospitales y hogares de cuidado. Pero no van a hacer mucho acerca de una sociedad que ha endurecido su corazón contra sus ancianos.